La participación política de las mujeres en cargos de decisión en el Poder Legislativo federal, en su conjunto, y particularmente en la Cámara de Diputados, tiene dos ámbitos de análisis. El primero tiene que ver con la transformación gradual del Poder Legislativo, de la mano del proceso de democratización del país. El segundo, se centra en los obstáculos que, dentro de este proceso, han enfrentado las mujeres. Obstáculos relacionados con el acceso y permanencia en los cargos, el ejercicio de los mismos y la participación efectiva en los órganos de toma de decisiones: porque llegar no lo es todo, la clave está en una real redistribución del poder.
El avance, visto desde ambos ángulos –a partir de la llegada de Aurora Jiménez de Palacios, la primera mujer en acceder a una diputación federal de 1954 a 1955 durante el último periodo de la XLII Legislatura, hasta la LXIV Legislatura (2018-2021), denominada Legislatura de la Paridad de género, con 48.2% de mujeres– ha sido lento y se ha intensificado, en cuanto a trascendencia y velocidad, particularmente en los últimos 40 años.
Por los obstáculos que han tenido que vencer, es fundamental hacer un ejercicio de memoria que recupere los nombres y biografías de las mujeres que lucharon por llegar y abrieron camino en la Cámara de Diputados. Un ejercicio que se remonta, al menos, a 1923.
Una retrospectiva, recuperando todas aquellas “primeras veces” en que las mujeres llegaron a posiciones ocupadas antes solo por hombres y la conquista paulatina de las posiciones de poder de las que siempre se les excluyó, permite ir desgranando la historia.
Una tarea pendiente es, sin duda, lograr que las legislaciones impacten positivamente en la vida cotidiana de las mujeres y las niñas; que las decisiones sobre las leyes remuevan los obstáculos que tienen las mujeres para el ejercicio pleno de sus derechos en todo sentido, es decir, la permanente aplicación de la perspectiva de género en toda tarea legislativa.